Cerai apuesta por la ganadería extensiva en contraposición a la carne de laboratorio
 

Cerai apuesta por la ganadería extensiva en contraposición a la carne de laboratorio

Miércoles, 24 de enero 2024

Hemos publicado en diversas ocasiones informaciones sobre carne cultivada: datos de mercado, nuevas investigaciones, estudios sobre su impacto, beneficios medioambientales y nutricionales... pero nos gusta dar voz a todas las opiniones y en esta ocasión os traemos la del Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (Cerai). Según esta entidad, la carne cultivada no resolverá el problema del hambre, no promoverá el bienestar animal y tiene un impacto ambiental negativo.

El Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (Cerai) expresa su opinión sobre el reciente desarrollo y comercialización de carne de laboratorio y afirma que esta tecnología no resolverá el problema del hambre en el mundo ni promoverá el bienestar animal. Según Cerai, los cultivos de laboratorio consumen recursos hídricos y energéticos, lo que resulta en un impacto ambiental negativo. En cambio, enfatiza la necesidad de cambiar el sistema alimentario global y fomentar la ganadería extensiva, que es viable medioambientalmente y resiliente en el actual contexto del cambio climático.

El documento del Cerai destaca que, a pesar de la reciente aprobación del cultivo y venta de carne en laboratorios por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, “hay escasa evidencia científica que respalde las afirmaciones de las empresas que promueven esta tecnología. No está claramente demostrado que esta nueva forma de producción respete a los animales ni reduzca el impacto medioambiental relacionado con el cultivo de piensos y los residuos producidos por el ganado estabulado”.

Un mito moderno

Según el texto del Cerai: “Ya en el año 2020, investigadores de la escuela de ingeniería Isara de Lyon, especializada en agricultura, agroindustria y medio ambiente, y del Instituto Nacional para la Investigación Agronómica de Francia (Inrae), publicaron un artículo titulado 'El mito de la carne de cultivo'. En esta investigación, plantearon preocupaciones acerca de la composición nutricional, el impacto en la salud humana, las emisiones de gases de efecto invernadero y los costos de producción asociados con la carne cultivada”. Llamemos a las cosas por su nombre: la carne de laboratorio es ‘carne Frankenstein’. Detrás de este producto, está Bill Gates. Es uno de los mandamases del nuevo orden global que quiere imponer este tipo de consumo.

Aditivos a tutiplén

Durante un evento celebrado recientemente por Cerai dedicado a la ganadería que necesitamos, en el que participaron expertos de diversa índole, los y las especialistas detallaron que la ‘carne de laboratorio’ no es carne, sino un nuevo producto proteico procesado que carece de sabor y textura y que requiere aditivos para simular estas características. Se destacó que “las industrias relacionadas con la carne de laboratorio dependen de forma importante de recursos no renovables para el desarrollo del producto y se señaló que, a su vez, agravarán la situación de la pequeña agricultura, pesca y ganadería. Además, estos productos están promovidos por grandes empresas agroalimentarias que controlan el sector de la industria cárnica y que el objetivo no es resolver la crisis alimentaria, la crisis climática, ni el abandono de las zonas rurales. En resumen, estos productos no ofrecen soluciones a los problemas actuales”.

El impacto

Desde Cerai destacan que el consumo de ‘carne de laboratorio’ por el momento “no tiene las mismas propiedades alimenticias necesarias para una alimentación adecuada y que aún es temprano para medir su impacto en la salud humana”. Además, cuestionan el beneficio ambiental previsto en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, ya que, efectivamente, aún no se puede hacer una estimación, puesto que está poco desarrollada y los primeros estudios demuestran que para su producción requieren mucha energía y materiales no renovables. Asimismo, desde una perspectiva económica, “la tecnología de carne cultivada es costosa, difícilmente escalable para el consumo mayoritario e inaccesible para los sectores más desfavorecidos de la población en los países ricos y de la gran mayoría de la población de países empobrecidos. Es una tecnología que no acabará con el hambre en el mundo”, dicen desde el Cerai. Y beneficiará sólo a unos pocos. También se desconoce el impacto sanitario que puede tener. Y destruye las gastronomías y culturas locales. Para colmo, algunos ‘veganos’ han mordido el anzuelo y se posicionan al lado de Bill Gates. ¡Qué mundo más loco!

Un modelo industrial

Por otro lado, la industria de ‘carne cultivada’ está orientada a reproducir los modelos de las grandes industrias. Ni ayuda a las zonas rurales ni aporta empleos de calidad. Además, si se retira el ganado de los montes y se reemplaza su consumo por el de la carne cultivada, “se perderán una serie de servicios ecosistémicos, vitales para la conservación de los espacios naturales y se perderán empleos en las zonas rurales contribuyendo a la despoblación rural”, según la citada entidad. Asimismo, Cerai plantea su preocupación “por el monopolio tecnológico y la concentración de riqueza que caracterizan a esta tecnología, así como la falta de control por parte de la población”. ¿Para qué queremos el control? Ya está Bill Gates para salvarnos a todos...

Funciones ecosistémicas de la ganadería extensiva

Desde Cerai enfatizan que “los sistemas de cría de ganado extensivo desempeñan múltiples funciones, como proporcionar proteínas de calidad, generar ingresos para las comunidades rurales y ofrecer productos locales y artesanales que conservan la cultura de los territorios, fomentan el empleo y el desarrollo rural. La ganadería extensiva asegura la redistribución de riqueza entre personas, la soberanía alimentaria y contribuye a la conservación de paisajes, biodiversidad y cultura ganadera”.

Hasta los veganos se oponen

La mayoría de la población no quiere consumir ‘carne Frankenstein’. Incluso muchísimos veganos se oponen. Este tipo de proteína artificial no tiene nada que ver con la ecología ni con la sostenibilidad. Es un producto alimenticio sin bendición, sin vitalidad, sin nada. Sólo llenará los bolsillos de unos pocos. De unos pocos que, eso sí, dominan los medios de propaganda masiva. La ganadería extensiva es una buena apuesta. Si es ecológica, mejor.

– Una colaboración de ‘El Ecomensajero Digital'.


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