Siempre se ha hablado, sotto voce, del ‘negocio’ que hacen los colegios privados con el servicio de comedor. Carlo Stella, conocedor como usuario y como trabajador de la restauración colectiva, denuncia en este artículo de opinión la práctica extendida y aceptada de cobrar por los menús que no se sirven. Según sus palabras, ‘un modus operandi que es una burla para los derechos del cliente (padre y alumno) y para la empresa de restauración colectiva’.

Según datos del ‘I Observatorio de alimentación a pacientes en hospitales’ presentado por Mediterránea, el 79% de los hospitales permite al paciente elegir entre al menos dos opciones de menú; el 100% sirve fruta a diario, el 96% verduras diarias y el 31% alimentos integrales (pan y pasta); el 51% entre tres y cuatro raciones de legumbres semanales; y, si bien la Covid ha centrado buena parte de la atención de los centros, la mayoría (89%) no ha diseñado menús especiales para este tipo de pacientes.

A finales de mayo se presentó en Valencia la guía ‘Hacia la sostenibilidad en los comedores escolares públicos de la GVA. Guía para la transición de la restauración colectiva’; un estudio que quiere demostrar la viabilidad de los menús que apuestan por la producción local, de temporada y ecológica. El documento está dirigido, fundamentalmente, a las administraciones públicas y a las empresas operadoras del servicio de los comedores.

Los restaurantes corporativos han cambiado. El restaurante de empresa es ahora un espacio distinto, más abierto y versátil, donde ofrecer al empleado bienestar físico y mental. La nueva combinación entre teletrabajo y trabajo presencial marca nuevas fórmulas gastronómicas y de atención al usuario, y se impone el socialplace versus el workplace para reforzar ese reencuentro con el lugar de trabajo y conseguir así, que el empleado se sienta en el centro del espacio.